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14.12.10

El vocal de la Comisión de Seguridad Vial del Congreso, por parte del PP, conduce borracho. TOMA YA

Madrid:

El diputado conservador y líder de Nuevas Generaciones, Nacho Uriarte, declaró ayer ante la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo por dar positivo en un control de alcoholemia tras verse involucrado el pasado 19 de febrero en un accidente de tráfico en Madrid.

El suceso tuvo lugar en la madrugada de ese día cuando el coche que Uriarte conducía chocó contra otro turismo en la calle Serrano de la capital. No se registraron daños en ninguno de los dos vehículos, pero una patrulla de la Policía Municipal que pasaba por la zona hizo un control de alcoholemia al diputado del PP, que dobló la tasa legal permitida.

Un juzgado de instrucción de Madrid abrió entonces una investigación para esclarecer el siniestro y determinar la responsabilidad de Uriarte en lo ocurrido. El juez del caso, Pedro López, tomó entonces declaración a los policías que realizaron el control de alcoholemia al líder de Nuevas Generaciones, así como al otro conductor implicado en el accidente.

Pero, como Uriarte es diputado del Congreso y, por lo tanto, mantiene la condición de aforado, es el Supremo y no un juzgado ordinario el que le ha tenido que tomar declaración. Si finalmente el alto tribunal decide celebrar un juicio contra él, la Cámara Baja deberá permitir la vista concediendo el oportuno suplicatorio.
Un "error humano"

En el momento de los hechos, el diputado conservador, de 29 años, atribuyó lo ocurrido a un "error humano". Pero su despiste tuvo consecuencias inmediatas en su trayectoria política. Uriarte era hasta esa fecha vocal de la Comisión de Seguridad Vial del Congreso, pero, una vez que se conoció la noticia de su imputación, él mismo decidió abandonar dicha comisión.

Los socialistas exigieron entonces al líder de Nuevas Generaciones que dejara también su escaño en el Congreso, pero él no consideró esa opción.

Solo me falta decir la gran frase del líder de su partido y tal vez, quién sabe, el protagonista de sus sueños húmedos, Mariano "¡Viva el vino!"