El documento desglosado en ocho puntos, aboga por un “pacto por la laicidad” entre confesiones religiosas y el Estado, que regule la presencia y actuaciones “de los poderes políticos en las ceremonias religiosas y de las jerarquías religiosas en los actos políticos”. Como punto de partida, los firmantes exigen la supresión de “símbolos religiosos en el espacio público civil”.
El manifiesto denuncia también “la actual presencia de la religión confesional católica en el sistema educativo y en la escuela pública y concertada”. Sus impulsores proponen como modelo una “laicidad escolar sin proselitismos ni adoctrinamientos” que responda a principios de “igualdad, libertad y formación crítica para todas las personas”.
Con el objetivo de evitar “interferencias confesionales en el espacio político” y privilegios que “causan agravios comparativos”, los promotores de este documento denuncian, además, “el actual sistema de financiación de la Iglesia por el Estado español”.
El presidente del Gobierno, así como los responsables de las principales instituciones del Estado y partidos políticos recibirán una copia de este documento. Sus responsables quieren llevarlo también a los despachos de la Conferencia Episcopal, máxima accionista de la cadena Cope.
El texto pide un “cambio radical” en la línea editorial de la radio de los obispos. “Denunciamos a la Conferencia Episcopal Española por el intolerable abuso del derecho a la libertad de expresión –concepto que el manifiesto recoge en letras mayúsculas– que está haciendo la Cope”, señalan.
El manifiesto presentado ayer es un “escrito colectivo”, según sus autores, redactado por los 150 colectivos que sostienen la plataforma Redes Cristianas. Una vez presentado en sociedad, sus impulsores han decidido abrirlo a la firma de todo aquel que quiera adherirse de manera colectiva o individual. El próximo mes de enero remitirán el texto y los apoyos obtenidos a los obispos. La Iglesia que pisa la calle llamará así a la puerta de la jerarquía acomodada sobre la moqueta de sus despachos.
ni nada por el estilo, nada más lejos...
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