Una veintena de militantes de la organización ecologista Greenpeace bloqueó ayer los accesos a tres canteras de donde se extrae una grava y una arena muy particulares: son las destinadas al hormigón del futuro reactor nuclear estelar de Francia, el EPR de tercera generación, que EDF y Bouygues están construyendo en Flamanville.
Los ecologistas, resueltos adversarios de la energía nuclear, escogieron un momento muy oportuno para su acción y bloquearon totalmente las obras de este reactor, segundo en construcción en el mundo tras el de Finlandia, y que París ya está prometiendo a la exportación antes de que haya entrado en funcionamiento.
La Autoridad de Seguridad Nuclear (ASN) autorizó, hace cinco días, la reanudación de la construcción que llevaba un mes paralizada porque se habían encontrado fallos en la calidad del hormigón.Los ecologistas impidieron deliberadamente la salida de los primeros cargamentos de grava destinados a las obras de Flammanville, porque estiman que sigue sin haber ninguna garantía sobre la calidad del hormigón del futuro
recinto nuclear.
La ASN, organismo de control de la industria nuclear, había tomado el 26 de mayo la decisión –histórica en Francia– de ordenar la suspensión de las obras de Flamanville, al constatar que EDF y Bouygues no podían explicar la falta de entramado metálico en ciertos sectores del hormigón.
Todo ello, estimó la ASN, revelaba una “falta de rigor en materia de control técnico, por parte de los prestatarios y de la supervisión de EDF”.Según los ecologistas, la autorización de reanudación de obras se basa en “simples promesas de EDF y de Bouygues”. Greenpeace denuncia “un regreso a la normalidad francesa, a la obligación de dar la razón al lobby nuclear”.
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