Dos estadounidenses y un británico, son sospechosos de atar con cuerdas los propulsores de uno de los barcos japoneses, según ha informado la agencia de noticias Kyodo. Pese a que desde 2000 son frecuentes los movimientos de activistas contra la caza de ballenas ésta es la primera vez que se califica como delito penal este tipo de acciones.
Los tres acusados interrumpieron el trabajo de un barco ballenero de Japón que faenaba en aguas internacionales al sur de Nueva Zelanda el 12 de febrero del 2007, según la policía metropolitana de Tokio. Lo hacía a pesar de que desde 1986 está prohibida la caza de ballenas por la Comisión Ballenera Internacional. Pero desde 1987 Japón ha cazado estos cetáceos, una actividad que considera una tradición cultural, bajo el pretexto de investigación con fines científicos, algo que los activistas tachan de excusa para llevar a cabo su comercialización.
Koo, Batchelor y Bebawi figurarán a partir de hoy en una lista de búsqueda internacional después de que la policía de Tokio solicitara esta mañana su orden judicial de detención.
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