He descubierto hace poco unos libritos titulados "Cuentos infantiles políticamente correctos". El autor (o adaptador) se llama James Finn Garner, y en la introducción afirma que los cuentos de antaño tenían una clara intención que hoy en día resulta anticuada, y que es necesario adaptar los antiguos valores a los de hoy en día, así como cambiar las actitudes discriminatorias, violentas... vamos, todo eso que hoy en día está tan de moda: hay que vigilar muy bien qué oyen, leen y ven los niños y las niñas de hoy, puesto que de ello depende su futura personalidad.
A pesar de la pedantería y el cursilismo que se adivinan en el título, la contraportada y la introducción, al leer el primero de los cuentos no pude evitar esbozar una sonrisa: para nada se trata de un destrozo literario, sino, lejos de ello, de un guiño, sarcástico e irónico, hacia todos aquello que nos resistimos a creer en las pobres y cursis palabras que nos dedican de vez en cuando "los de arriba" para hacernos creer que se preocupan de los sectores a los que llaman desfavorecidos, así como mostrar las consecuencias del alarmismo social (y lingüístico) hacia esos temas de una forma cómica pero muy, muy crítica y muchas veces, y de forma inevitable, políticamente incorrecta.
Os cedo uno de los cuentos (espero que esto sea legal, jeje):
LOS TRES CERDITOS
Había una vez tres cerditos que vivían juntos en armonía y mutuo respeto con el entorno que les rodeaba. Sirviéndose de los materiales propios de la zona que habitaban, se construyeron cada uno una hermosa casa. Un cerdito se la construyó de paja, otro de madera y el último de ladrillos fabricados a base de estiércol, arcilla y zarcillos y posteriormente cocidos en un pequeño horno. Al terminar, los tres cerditos se sintieron en paz e independencia.
Pero su idílica existencia no tardó en verse desbaratada. Un día, pasó por allí un enorme lobo malo con ideas expansionistas. Al ver a los tres cerditos, se sintió sumamente hambriento, tanto desde un punto de vista físico como ideológico. Cuando los cerditos vieron al lobo, se refugiaron en la casa de paja. El lobo corrió hasta ella y golpeó la puerta con los nudillos, gritando:
-¡Cerditos, cerditos, dejadme entrar!
Pero los cerditos respondieron:
-Tus tácticas de bandidaje no te servirán para amedrentar a unos cerditos empeñados en la defensa de su hogar y su cultura.
Pero el lobo se negaba a renunciar a lo que consideraba su destino ineludible. En consecuencia, sopló y sopló hasta derribar la casa de paja. Los cerditos, atemorizados, corrieron a la casa de madera con el lobo pisándoles los talones. El solar en el que se había alzado la casa de paja fue adquirido por otros lobos para organizar una plantación bananera.
Al llegar a la casa de madera, el lobo volvió a golpear la puerta y gritó:
-¡Cerditos, cerditos, dejadme entrar!
Pero los cerditos gritaron a su vez:
-¡Vete al infierno, condenado tirano carnívoro e imperialista!
Al oír aquello, el lobo se rió condescendientemente para sus adentros. Pensó para sí: <
A continuación, sopló y sopló hasta derribar la casa de madera. Los cerditos huyeron a la casa de ladrillo con el lobo pisándoles nuevamente los talones. Al solar que había ocupado la casa de madera acudieron otros lobos y fundaron una urbanización de recreo en multipropiedad destinada a lobos en período de vacaciones, diseñando cada unidad como una reconstrucción en fibra de vidrio de la antigua casa de madera e instalando tiendas de recuerdos típicos de la localidad, clubes de submarinismo y delfinarios.
El lobo llegó a la casa de ladrillos y, una vez más, comenzó a aporrear la puerta, gritando:
-¡Cerditos, cerditos, dejadme entrar!
Esta vez, y a modo de respuesta, los cerditos entonaron cánticos de solidaridad y escribieron cartas de protesta a las Naciones Unidas.
Para entonces, al lobo comenzaba a irritarle a obcecación de los cerditos en su negativa a contemplar la situación desde una perspectiva carnívora, por lo que sopló y y resopló y volvió a soplar hasta que, de repente, se aferró el pecho con las manos y se desplomó muerto como consecuencia de un infarto producido por el exceso de alimentos ricos en grasas.
Los tres cerditos celebraron el triunfo de la justicia y realizaron una breve danza en torno al cadáver del lobo. Su siguiente paso consistió en liberar sus tierras. Reunieron a un ejército de cerditos que se habían visto igualmente expulsados de sus propiedades y, con su nueva brigada de "porcinistas", atacaron la urbanización con ametralladoras y lanzacohetes y dieron muerte a los crueles opresores lobunos, transmitiendo con ello un mensaje inequívoco al resto del hemisferio de no entrometerse en sus asuntos internos. A continuación, los cerditos fundaron un modelo de democracia socialista dotado de educación gratuita, un sistema universal de seguridad social y viviendas asequibles para todos.
*"Nota del autor: El lobo de este relato representa una imagen metafórica. Ningún lobo real ha sufrido daño alguno durante la redacción de esta historia."
Bueno, como todo, habrá cosas que nos gusten más, otras que nos gusten menos... pero a mí me parece que se trata de textos que nos dan la oportunidad de realizar un buen comentario y una buena crítica, puesto que conocemos la versión original y la sociedad para la que se han adaptado.
También me parecen muy útiles para hacernos abrir un poco los ojos: estamos tan sumamente ocupadas en trabajar en y para lo que está establecido que no nos planteamos que las cosas puedan ser de otra manera, y al leer tales versiones de algo taaaaaaan sumamente establecido e intocable como los cuentos "de toda la vida" tergiversados, podemos concluir que todo, al fin y al cabo, puede ser también tergiversado, manipulado. Todo lo que existe ha sido inventado por alguien, y como no hemos sido nosotr@s quienes lo hemos inventado/costruido sino quienes lo usamos/padecemos, ¡oye! se me ocurre que a lo mejor también tenemos algo que decir, al fin y al cabo es muy curioso que cosas que son introducidas por unos pocos y sean empleadas por tantos reciban tan pocas críticas reales.
1 comentario:
jajaja muy bueno buscare ese librito... si cierto este cuentito m recordo a cierto gobierno jajaja...
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