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23.11.07

La policía local en España ha adquirido casi 340 armas Taser

La pistola Taser está desde hace años en el centro de la polémica, reavivada ahora por la muerte del polaco Robert Dziekanski, el pasado 14 de octubre, después de haber recibido varias descargas. Al poco de llegar al aeropuerto de Vancouver (Canadá).

El Ayuntamiento de Mojácar (Almería) adquirió hace tres años dos unidades de este tipo para sus 27 agentes.

En España hay unas 340 pistolas Taser, según calculan fuentes policiales. Donde están más extendidas es en Canarias (el municipio tinerfeño de Arona fue el primero que las adquirió, en 2001); Cataluña (donde al menos una veintena de Ayuntamientos las han comprado para sus policías), Valencia, Murcia y Andalucía. En la Comunidad de Madrid sólo hay un municipio -Morale-ja de Enmedio- que cuenta con dos armas de este tipo. Los GEO del Cuerpo Nacional de Policía tienen dos pistolas "sólo para experimentar con ellas y ver sus efectos", según un portavoz. La Ertzaintza vasca no tiene este arma ni planea tenerla.

La Generalitat de Catalunya compró este año siete pistolas para los Grupos Especiales de Intervención de los Mossos d'Esquadra. "Las teníamos en pruebas. Sólo estaba previsto usarlas para reducir a individuos peligrosos atrincherados en el interior de domicilios, pero no en manifestaciones callejeras ni en labores de seguridad ciudadana", explica un portavoz. "Tras las pruebas y el reciente informe de Amnistía Internacional, hemos decidido no emplearlas en ningún caso. Lo ocurrido en Vancouver nos reafirma en nuestra idea", añade.

El informe de Amnistía Internacional (AI) titulado Voltios sin control, difundido el pasado septiembre, ha expresado su preocupación sobre el uso de estas temibles pistolas en España. "Las Taser son armas de electrochoque que se presentan como una alternativa al uso de armas de fuego o letales, disminuyendo el riesgo de muerte y de heridas. Sin embargo, estas pistolas paralizantes tienen la capacidad de infligir dolor severo mediante la descarga de 50.000 voltios al cuerpo con sólo apretar un botón y sin dejar marcas relevantes, lo que las convierte en un instrumento muy peligroso de tortura y malos tratos".

Amnistía Internacional afirma que 269 personas han muerto en Estados Unidos, entre junio de 2001 y junio de 2007 tras recibir descargas de pistolas Taser. "En 39 de estos casos, los forenses encontraron que el empleo de estas armas fue causa o factor contribuyente de la muerte", agrega el informe. En España no existe constancia de ninguna muerte ni lesión grave.

"Aunque los fabricantes y distribuidores de estas armas minimicen los riesgos advertidos por la experiencia mundial, el más elemental sentido común pide una suspensión inmediata de su empleo, a la espera de una investigación que evalúe con rigor sus efectos médicos", ha escrito Esteban Beltrán, director de AI en España. Éste considera que "el Gobierno español debe impulsar con carácter de urgencia medidas para hacer efectiva esta suspensión, pero hasta que esto ocurra, debe hacer cumplir al menos las regulaciones y controles contemplados por la legislación".

La empresa Andreu Soler está autorizada desde 2003 para la importación para España y Andorra de armas Taser con destino a los cuerpos y fuerzas de seguridad (no la pueden comprar policías a título personal). Cada una cuesta casi 2.000 euros.

"En España, su utilización es legal para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, pero no se ha comprobado, científicamente, por un organismo público e imparcial, su lesividad real", admite Cano. "Muchas veces, el problema no está en la herramienta, sino en una inadecuada utilización de la misma o en una deficiente formación (técnica o deontológica) de quien la usa".

En junio pasado, Moraleja de Enmedio (Madrid) adquirió dos pistolas Taser, modelo X26, ante la frecuencia con que los agentes se enfrentan a drogados o borrachos violentos, según Sergio Ruiz Platero, jefe de la Policía Local. Por ahora, jamás las han usado.

Otros factores que influyeron para que Moraleja comprara estas armas fueron la escasez de agentes para afrontar situaciones de riesgo -hay veces en que actúa un solo agente- y que estas defensas eléctricas disponen de un software interno, imposible de manipular, que registra todos los datos de cada intervención.

Ruiz Platero explica que un arma no letal es la que descarga entre 3 y 5 miliamperios. "El efecto letal de la corriente eléctrica depende de la intensidad, y no del voltaje. Por eso, se crea alarma cuando hay gente que se limita a decir que estas pistolas disparan 50.000 voltios. La Taser descarga con una intensidad de 2,1 miliamperios, muy alejada de la consideración médica de letal (a partir de 75 miliamperios)", dice.

Todos los agentes que disponen de esta pistola paralizante coinciden en que es un medio con el que evitar lesiones a ellos y a los propios detenidos en situaciones de extrema gravedad.

Sin embargo, un suboficial de la Policía Municipal de Madrid pone objeciones: "La utilización de una descarga eléctrica para reducir a una persona no puede ser considerada inocua. Tiene dos riesgos evidentes: primero las condiciones físicas del sujeto, que lógicamente ignoramos y, por tanto, nunca podemos saber las consecuencias; y segundo, la situación del agente que usa el arma, pues no podemos estar seguros de que todos y en todo momento nos encontraremos en un perfecto equilibrio que evite un uso abusivo de la herramienta".

Lo último inventado por Taser International es un proyectil que puede ser disparado por escopetas del calibre 12 convencionales. El proyectil, que hace blanco hasta 30 metros, lleva integrada una pila para generar la descarga al impactar en el cuerpo, sin necesidad de estar unido a ningún cable.

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