El tráfico de animales exóticos es el tercer negocio negro más lucrativo después del comercio de drogas y armas, y mueve más de 6.400 millones de euros al año en el mundo. En Indonesia, uno de los países con mayor biodiversidad del planeta, el tráfico ilegal y la destrucción del hábitat son las mayores amenazas para muchas especies salvajes, muchas de ellas endémicas.
El comercio de animales exóticos se considera un medio para proporcionar prestigio social y poder en la sociedad indonesia; sin embargo, la aportación a la economía familiar de las zonas pobres no se ve beneficiada. Gobernadores, militares, policías y grandes hombres de negocios llegan a tener auténticos zoológicos privados. Según las leyes locales, la tenencia de animales de especies protegidas es ilícita. No obstante, para la gente con influencia las leyes pasan desapercibidas.
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