Ibarretxe, que viene a significar casa del valle, es un apellido como otro cualquiera.
Juan José Ibarretxe digamos que es otra cosa.
Éste es un hombre que nació en Laudio (también conocido como Llodio) provincia de Álava (Araba en euskera) en los años 50.
El caso es qué es lo que Juanjo en su buen hacer pretendía con este flan:
- Por un lado hacer cosas está bien.
- Por otro lado debería tener buen sabor, para eso le dotamos del eusko label y ya está.
- Pero los flanes se mueven mucho y se desmoronan. Añadió policía.
- Como tenía la mesa de los comensales quedaba lejos, mandó construir un estupendo Tren de Alta Velocidad, como el de sus amigos franceses, pero mejor.
- Como ese tren y los instrumentos de cocina necesitan energía, creó más centrales eléctricas, pese a que el pueblo llano se opusiese, porque para eso era él el representante de los vascos.
- Para fabricar el tren y las centrales necesitaba hormigón, amplió canteras pese a destruir montes y cuevas antiquísimas.
- Y por último le añadió eso que él anhelaba, el ingrediente secreto, llamado mayor autonomía que pretendía conseguir en sus comensales.
Ibarretxe que quería quedar tan bien en los libros de cocina como hace Adolfo Suarez en los de historia, se vió frustrado y aparcó su flan, avisando que algún día lo probaría.
¿Pero realmente quería Juanjo conseguir la Independencia?
¿Para tener que vérselas con la gente abertzale, y no poder recurrir a echarle la culpa al lobo español?
¿O por la contra quería que le diesen la autonomía prometida y que nunca llegó a ver?
Continuará...
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