Nuevo diseño, para ahorrar energía.

23.7.07

La república independiente de los 'okupas'

Los problemas urbanísticos e inmobiliarios tienen muchos ángulos y diferentes respuestas. El movimiento okupa, inmerso en un intenso debate en Madrid, ha decidido dar un viraje "social". Una decisión que ha hecho que, pese al goteo continuo de desalojos, el fenómeno sea estable e incluso crezca, aunque lejos del de Barcelona. Con la creación de una Oficina de la Okupación y la instauración de un centro en un viejo colegio de la calle del Acuerdo, aumenta el desafío a las autoridades. Mientras, un grupo de desarraigados se cuela por las rendijas en viejas casas derruidas por el Ivima y un racimo de resistentes se aferra a sus viviendas en los históricos poblados de absorción chabolista del franquismo

El pasado mes de marzo, el Centro Social Seco ponía fin a su largo historial okupa. Tenía los días contados. Bajo el lema "Nos movemos para quedarnos", uno de los centros con más solera de la capital abandonaba su sede en un antiguo colegio de Retiro, para trasladarse a un edificio cercano alquilado al Ayuntamiento. Allí, las pancartas lucirían otra misiva: "Nos quedamos para movernos". Se abría un nuevo capítulo en la marcha de sus actividades, y se cerraba otro en la trayectoria de la okupación en Madrid.

Cada centro es un mundo autónomo, con proyectos de "transformación social"
Ya no son punkis como en los ochenta, sino jóvenes de hasta 35 años, urbanos y universitarios
En los últimos 16 años, el centro venía acogiendo a gran parte de los colectivos de la zona, un área marginal de casas bajas cercanas al Puente de Vallecas con escasas alternativas de ocio y la riqueza potencial de su solar para construir nuevas viviendas. La aprobación de un plan urbanístico y el pésimo estado de conservación de la escuela desembocaron en siete años de encuentros y desencuentros con el Ayuntamiento para pedir el realojo.
La nueva nave acoge hoy a una decena de colectivos, integrados por un centenar de miembros, con proyectos sobre inmigración, educación, vivienda, ecología o software libre. "Somos los primeros okupas que han luchado por su desalojo", asegura, contra todo pronóstico, José Luis Fernández Kois, sociólogo de 28 años y miembro de Seco, centro devenido en modelo de fusión vecinal con autogestión.

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