Para vetar o aprobar un transgénico se necesita una mayoría cualificada (más del 70% de los votos) y la UE está profundamente dividida en esta materia. Mientras Francia asegura que el maíz transgénico supone un riesgo inaceptable, en España se cultiva en la cuenca del Ebro.
Normalmente, los transgénicos tienen problemas de aprobación porque pueden polinizar variedades convencionales y causar fenómenos de contaminación cruzada.
La principal pega de los ecologistas es que los ingenieros han introducido a la patata también un gen para darle resistencia al antibiótico kanamicina. Juan Felipe Carrasco, de la organización ecologista Greenpeace, sostiene que el visto bueno de la agencia de seguridad alimentaria es "un cambio de postura inaceptable". "En 2004 dijo que no aprobaría transgénicos con resistencia a antibióticos y ahora un grupo de 20 científicos que trabajan a tiempo parcial ponen en riesgo la salud de millones de europeos", agrega.
¿Por qué siempre somos los catet@s del continente?
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