Al final no ha habido desalojo en el centro social "La Alarma". A pesar de que estaba previsto que la policía obligase a los okupas a abandonar el edificio, por el momento, éstos seguirán viviendo en el inmueble situado en el número 13 de la calle Sebastián Herrera de la capital.
El edificio, propiedad de la promotora Avantis y que llevaba vacío entre 8 y 10 años, fue tomado en octubre de 2006, cuando los okupas decidieron convertirlo en sede de talleres, charlas informativas, asambleas y conciertos, según informan en un comunicado.
La orden de desalojo era, para los integrantes del centro social "La Alarma", "una más dentro de la campaña represiva que vivimos en Madrid durante estos últimos meses, con el desalojo del KBO, la Ramona, La Facultad Okupada y autogestionada, Navalquejigo, el Milano, la Perrera y varias viviendas okupadas".
De momento, pueden respirar tranquilos, pues se ha paralizado la orden judicial. Hoy, algunos se asomaban a las ventanas del edificio esperando a las fuerzas de seguridad, pero apenas se palpaba tensión o nerviosismo. Otros, han arrojado papeles a los periodistas que contenían el comunicado de la organización, pero se han negado a hablar.
En los alrededores simpatizantes de la causa se congregaban para apoyar a los okupas ante la posible actuación policial, en respuesta al "llamamiento a la solidaridad activa y a la defensa de los espacios liberados" lanzada por los habitantes de "La Alarma". Según ellos, "okupar y construir un centro social es crear una sede física de la disidencia política, opuesta frontalmente al siniestro sistema establecido, intentando construir colectivamente nuevas formas de relacionarnos y de organizarnos, tratando de desmontar los esquemas que se nos han inculcado desde nuestro nacimiento".
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